Hoy en día el comer constituye un verdadero arte en un mundo lleno de frituras, alimentos enlatados y comidas rápidas. La vida moderna le ofrece todas estas alternativas, pero deténgase a pensar cuán nutritivo puede ser algo “ligero". ¿Cuánto vale su salud a la hora de comer?
Si pudiera
ponerle precio a su salud, ¿qué valor tendría? ¿Cómo
ofertaría sus beneficios? Sin duda, el precio de su salud disminuiría
con un corazón desgastado, unos músculos sin fuerza, un
cuerpo sin movimiento, huesos debilitados, piel opaca, un riñón
en pésimas condiciones, es decir, un cuerpo sin vida por dentro
y por fuera. Claro, usted tendría que decir que hoy en día
la tecnología nos ofrece múltiples formas para devolverle
al organismo la vitalidad que poseía antes.
Realmente la salud no tiene precio, es algo que ayudamos a construir día a día. Contar con una excelente salud sobre la base de una buena nutrición le permite ser más rico de lo que se imagina. Muchos estudios han comprobado que nuestra salud está ligada a nuestros hábitos alimenticios. Una buena nutrición le permite liberar mayor energía, construir y reparar las estructuras corporales y regular los procesos anteriores. Por ello, es indispensable alimentar sanamente a nuestro cuerpo y mantenerlo en constante actividad física. Según investigaciones de tipo epidemiológico, la actividad física y la disminución de la mortalidad están estrechamente ligadas, además de que se obtiene un efecto positivo en los riesgos de contraer enfermedades cardiovasculares, reducción de los dolores lumbares y mejores perspectivas en el control de enfermedades crónicas y la diabetes. Estos efectos positivos también tienen su reflejo en el ámbito psicológico, pues muchas personas presentan una mejoría de la autoimagen y del humor, y a largo plazo, disminución de la ansiedad y de la depresión. Como sabemos, los alimentos constituyen el combustible de nuestro cuerpo y son utilizados para proporcionar energía, ayudan a la formación y reparación de los tejidos y regulan los procesos orgánicos. Luego de que los alimentos ingresan a nuestro cuerpo, las moléculas de estos participan en varias reacciones químicas, las cuales, junto con las restantes actividades químicas de la economía tienen el nombre de metabolismo. Es necesario saber que de una persona a otra varía mucho el consumo diario de energía, pues tiene que ver con la actividad física, peso, edad, sexo y proporciones del cuerpo. Con esto, la cantidad de energía empleada por el organismo para mantenerse vivo se denomina metabolismo basal. Por ejemplo, el metabolismo basal de un adulto joven es de unas 1.600 kilocalorías diarias, con un valor de 5 por 100 inferior en la mujer. La Pirámide alimenticia, el equilibrio perfecto Esta pirámide alimenticia fue publicada en 1992 por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y fue diseñada para mantener un índice saludable en las personas. Su principal función es ofrecer una dieta balanceada de proteínas, nutrientes, minerales, fibras y vitaminas, a la vez que controla el consumo excesivo de grasas, colesterol, sodio, azúcares añadidas y alcohol. Es decir, brinda una variedad de alimentos e indica la cantidad correcta de calorías que necesita el cuerpo. Este útil recurso de la nutrición recomienda consumir alimentos variados para de esta forma obtener la cantidad adecuada de vitaminas y minerales. Según esta pirámide existen cinco grupos de alimentos necesarios para nuestro cuerpo. El consumo de proteínas evita que el tejido muscular se rompa
y restaura el tejido del cuerpo. Por ello, se recomienda ingerir 2-3
porciones de carne, pollo, pescado, habichuelas secas, huevos, y nueces
cada día, que constituyen fuentes de proteína.
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